- ¿Cómo estás?
- Mmm...más o menos.
- ¿Necesitas hablar?
- Si
- Veámonos más tarde
Más tarde...
Un encuentro, un camino...un lugar "porteño" le llama Ella, mientras la Nena piensa: "como si yo supiera lo que significa que sea porteño, si he estado una vez en Valpo, y en auto...mmm...esta es hora de ver cómo es un lugar porteño".
Es verano y toda la gente prefiere disfrutar de las mesas puestas afuera del local, como se estila en esta época en una ciudad tan calurosa como la capital. Ellas no, ellas prefieren entrar y adentrarse en "El Escondido", eligiendo el lugar más acorde con lo que son, con su selecta soledad, con el espacio que constantemente, juntas o separadas, buscan resguardar.
Ella pide una Kunstmann. La Nena se atreve y pide un pisco sour, con el afán de hacerlo durar. Las empanaditas de queso al parecer tendrán una doble función: saciar el hambre e impedir que el alcohol surta efectos indeseados.
Y luego todo fluye. Primero es la Nena quien pone sobre la mesa aquello que trae, una imagen sorprendente de un mal movimiento en un juego de ajedrez. Es que no hay nada que hacer, desde muy, muy niña que a la Nena le cargan los juegos de ajedrez. Los encuentra muy lentos, se desespera, se acelera y claro, no tiene la paciencia suficiente para detenerse, respirar, pensar, disfrutar el momento de la incertidumbre entre las jugadas, y luego atreverse con el mejor y más sutil movimiento posible.
Es que a la Nena le falta crecer.
Luego es el turno de Ella, quien le muestra a la Nena un avance más de su gran obra. La Nena se impresiona, está cada día más completa, hermosa y sólida. Es claro que Ella ha logrado encontrar el material preciso para hacerlo más permeablemente-resistente a las inclemencias del medio; extraña pero ideal condición. Ella es una artista, cada día más consolidada. Mientras más pasa el tiempo las raíces de su estilo se hacen más fuertes; así, es difícil que los espectadores puedan mantenerse indiferentes, que los críticos sigan intentando hacerla trizas: ya casi no hay argumento. Falta poco para el equilibrio... y desde ahí, el alcance parece insospechado.
Ella ya ha crecido.
El tiempo pasó rápido, cada una debe regresar a su castillo antes que se rompa el hechizo.
Después de eso, la Nena se quedó pensando en tantas cosas, creciendo...
¿En qué se habrá quedado Ella?
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- Mmm...más o menos.
- ¿Necesitas hablar?
- Si
- Veámonos más tarde
Más tarde...
Un encuentro, un camino...un lugar "porteño" le llama Ella, mientras la Nena piensa: "como si yo supiera lo que significa que sea porteño, si he estado una vez en Valpo, y en auto...mmm...esta es hora de ver cómo es un lugar porteño".
Es verano y toda la gente prefiere disfrutar de las mesas puestas afuera del local, como se estila en esta época en una ciudad tan calurosa como la capital. Ellas no, ellas prefieren entrar y adentrarse en "El Escondido", eligiendo el lugar más acorde con lo que son, con su selecta soledad, con el espacio que constantemente, juntas o separadas, buscan resguardar.
Ella pide una Kunstmann. La Nena se atreve y pide un pisco sour, con el afán de hacerlo durar. Las empanaditas de queso al parecer tendrán una doble función: saciar el hambre e impedir que el alcohol surta efectos indeseados.
Y luego todo fluye. Primero es la Nena quien pone sobre la mesa aquello que trae, una imagen sorprendente de un mal movimiento en un juego de ajedrez. Es que no hay nada que hacer, desde muy, muy niña que a la Nena le cargan los juegos de ajedrez. Los encuentra muy lentos, se desespera, se acelera y claro, no tiene la paciencia suficiente para detenerse, respirar, pensar, disfrutar el momento de la incertidumbre entre las jugadas, y luego atreverse con el mejor y más sutil movimiento posible.
Es que a la Nena le falta crecer.
Luego es el turno de Ella, quien le muestra a la Nena un avance más de su gran obra. La Nena se impresiona, está cada día más completa, hermosa y sólida. Es claro que Ella ha logrado encontrar el material preciso para hacerlo más permeablemente-resistente a las inclemencias del medio; extraña pero ideal condición. Ella es una artista, cada día más consolidada. Mientras más pasa el tiempo las raíces de su estilo se hacen más fuertes; así, es difícil que los espectadores puedan mantenerse indiferentes, que los críticos sigan intentando hacerla trizas: ya casi no hay argumento. Falta poco para el equilibrio... y desde ahí, el alcance parece insospechado.
Ella ya ha crecido.
El tiempo pasó rápido, cada una debe regresar a su castillo antes que se rompa el hechizo.
Después de eso, la Nena se quedó pensando en tantas cosas, creciendo...
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