martes, febrero 06, 2007

En este sur

En este sur el tiempo citadino se desvanece, la calma te invade, el trabajo te enriquece. No hay que correr pues todo se trata de caminar pacientemente, siguiendo las huellas que día a día se reconstruyen según los designios de la madre tierra y sus hijos que la recorren.

La inmensa mar, que todo lo rodea y todo lo alcanza, te deja en el lugar en que ella quiere que estés. Si ella quiere puedes recorrer su inmensidad y llegar a otro sur, quizás cercano y parecido a éste, pero nunca igual; hasta puede que te haga regresar al norte cuando no lo has pedido. Y qué va, no queda más que aceptar sus decisiones.

Cuando vienes del norte a este sur pareciera que todo lo tradicional deja de existir, el tiempo, insisto, parece un des-tiempo, pero en realidad se trata sólo de Otro tiempo... Las emociones se exacerban; el silencio al principio te angustia, pero luego de un par de viajes aprendes a conocerlo y sobre todo a quererlo.

En este sur, sin saber bien exactamente por qué, quizás por la profundidad del mar, del silencio, o del tiempo, probablemente por todas ellas a la vez, se puede llegar a las profundidades de uno mismo; el encuentro con lo más oculto de sí, de cada una de las caras de la gran máscara llamada personalidad, es inevitable... llega sin que lo llamen.

Y cuando ya no quedan más días, cuando la vorágine nortina te obliga a regresar, te invaden la felicidad y el dolor; la felicidad que este sur provoca y el dolor de tener que abandonarlo.

¿Llegará el día en que la partida no sea anticipada?
¿Existirá ese momento o nunca será tiempo de partir?