domingo, septiembre 24, 2006

Dándome vueltas

Digamos que esto es puro cuento.

Aquí estoy, girando, girando y girando, pero no como aquella vez en el Transantiago.

Ojalá.

Ahora es mi cabeza la que gira, pensando y pensando: si, si pasa; no, no pasa.

Si pasa, salto en una pata, bailo, canto y obvio, el insomnio se apodera de mí hasta las 5 de la mañana, pero levantarme a las 7:30 no será problema porque estaré feliz como una perdiz.

Si no pasa, sigue girando mi cabeza... ¿tendré que hacer algo más? ¿cuál será el siguiente paso? Si la última vez fuí yo la que arrugó... ¿será que hay que insistir?...y nuevamente el insomnio se apodera de mí hasta las 5 de la mañana, pero levantarme a las 7:30 será una tortura: tener que despertar a seguir pensando en el mejor paso a seguir, en la decepción, en la pena, en la descoordinación, en el retraso.

Sigo dando vueltas, sigo dando vueltas.

Nada.

¿Y si de un día para otro, a los de la Iglesia se le ocurre que el limbo no existe y ya, no existe más

Y si de un día para otro, a los astrónomos se les ocurre que Plutón no es un planeta y listo, ya no es planeta

por qué de un día para otro yo no puedo decir que se acabó y definitivamente no vuelva más?

Lo sé, lo sé. Porque esto de andar determinando de un día para otro la existencia e inexistencia de las cosas es una fantasía.

Nadie quiere que Plutón deje de tener su categoría de planeta, es un arrebato.

Y también se que nuevamente me pongo media difícil de entender, que no faltará el que me pregunte cosas más concretas en sus comentarios.

Pero, ¡qué diablos!

Entiéndase lo que se quiera.