lunes, octubre 24, 2005

Viva Chile diverso

Mientras escucho el disco "En vivo" de Pedro Aznar, leo un artículo del Artes y Letras de El Mercurio publicado este domingo. Se trata de una reseña, firmada por Esteban Cabezas, sobre el libro "La era ochentera. Tevé, pop y under en el Chile de los ochenta"; la reseña se llama "Arqueología prematura".
Obviamente la lectura evoca muchas cosas, en este caso, recuerdos sobre aquella década. Nací a fines del 81 por lo que pasé mis primeros 8 años en esa década...recuerdo también esos mails cadena que llegan de repente, con un listado de las cosas más típicas de la época y que al final te alientan diciendo: -si te reíste con estas cosas es que ya estás un poco viejo-. Pero bueno...podría pasarme recordando cosas, situaciones, lugares, aromas, detalles, sin que sea ese el tema principal que me motivó a escribir ahora.
Mi tema ahora es otro. Tengo problemas con la implicancia del título del libro, específicamente con la parte que dice:
"El Chile de los ochenta"
Todo se me complica aún más cuando Cabezas señala en la introducción de su reseña que los autores del libro (Oscar Contardo y Macarena García) "reconstruyen una historia cultural reciente: la del Santiago de los años 80".
¿Se trata de Chile o de Santiago el libro?
Para mí, esta no es una distinción menor. Por lo que leo en el artículo, efectivamente la mayor parte del libro se centra en hechos que ocurrían en Santiago y, aunque suene a frase hecha: SANTIAGO NO ES CHILE.
No puedo aceptar que se pretenda retratar cualquier cosa ocurrida en Santiago como si fuese algo representativo de Chile.
Es obvio que hubo ciertas cosas comunes a muchos lugares, como ver el Festival de la una, pero aún así no se trataba de algo que ocurriera en TODO Chile ¿Cuántos lugares ni siquiera tenían electricidad? ¿Qué pasaba con sus vidas?
Chile está conformado por 13 regiones (pronto serán 15, si los legisladores se dedicaran a hacer su pega), y cada lugar tiene su historia y desarrollo particular y propio. Si bien existen elementos transversales que nos unen, creo que éstos no son suficientes para decir, a la hora de hablar sólo de un lugar, que se está dando cuenta de Chile en su totalidad.
¡Basta de pretender homogeneizar un país que es esencialmente diverso, donde cada pequeño rincón tiene su propia identidad!
No estoy diciendo con esto que los autores del libro tengan la intención de homogeneizar este país. Quizás si, quizás no. No lo sé. Sólo pienso que hay que ser más cuidadosos con el uso de las palabras. Las sutilezas marcan grandes diferencias. Si van a centrar su trabajo en Santiago, no le pongan que es de Chile.
Chile es mucho más que Santiago.
El Chile de los 80 fue mucho más que las performances de Vicente Ruiz, Plaza Italia para arriba y para abajo, recitales en recintos universitarios.
Si veo un libro que diga "Chile", espero encontrar información sobre lo que ocurre en sus distintos lugares.
Ojo con el lenguaje...dicen por ahí que construye realidades.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé que decir (en realidad nada porque lo estoy escribiendo). Alguna vez creí que uno buscaba la felicidad, pero en realidad sólo llega. Alguna vez pensé que algo había en este frasco chico y traté de buscarlo, pero estaba muy cerrado, y sólo pude mirarlo desde fuera. Hoy me asombro y me enorgullece leer estas líneas que sé que brotan del corazón de una pequeña, pero inmensa mujer. Que se abre paso por el conocimiento para, algún día, ser feliz

Libardo Buitrago dijo...

Priscila:

Tocaste uno de los puntos centrales de nuestro país. ¿Cómo deberíamos distribuir geopolíticamente la Nación?. De modo, que de esta pregunta salga una distribución de nuevos polos de desarrollo. Creo que despejando esa prgunta colocaríamos los acentos dónde corresponden.

Felicitaciones por tu blog y la temática que abordas.

Afectuosamente.,


Libardo Buitrago

Anónimo dijo...

Lamentablemente los hombres se reparten así mi mundo. Que increíble que el centro esté donde no hay ningún sentido de Centro.

-Dios-